¡Enhorabuena!
Mar 14 Apr 2015por AGENCIA EFE
Patricia Soley-Beltran, co-autora de Judith Butler en disputa, publicado por la Editorial Egales ha ganado el Premio Anagrama de Ensayo con la obra ¡Divinas! Modelos, poder y mentiras.
La escritora barcelonesa Patricia Soley-Beltran ha ganado la 43 edición del Premio Anagrama de Ensayo, dotado con 8.000 euros, con la obra ¡Divinas! Modelos, poder y mentiras, un libro que analiza el mundo de la moda y de las modelos y presenta el "glamour" como "la liturgia del capitalismo".
La galardonada, doctora en sociología del cuerpo por la Universidad de Edimburgo y licenciada en historia cultural por la Universidad de Aberdeen, ha explicado tras el fallo que su libro es "una historia de aventuras" que parte de la experiencia de "una niña que de mayor quería ser rubia, alta, ojos azules, delgada y piel blanca, y que no sabía si quería ser como Rita Hayword o como un intelectual francés".
El jurado del premio estaba integrado por Salvador Clotas, Román Gubern, Xavier Rubert de Ventós, Fernando Savater, Vicente Verdú y el editor Jorge Herralde. A la presente edición se habían presentado un total de 108 originales, de los cuales el jurado había seleccionado como finalistas un total de seis obras.
El 'glamour', liturgia del capitalismo
En el ensayo ganador, que publicará en mayo Anagrama, la exmodelo se enfrenta a su adolescencia, cuando con 17 años comenzó a trabajar como modelo, "en la época de la transición española, cuando irrumpió masivamente el consumo de la moda y el culto al cuerpo, y todavía no estaba desarrollado el sistema de estrellato de modelos".
A través del estudio del cuerpo, Soley-Beltrán, también autora de Transexualidad y la matriz heterosexual: un estudio crítico de Judith Butler (2009), desentraña los mecanismos de la construcción social de la identidad y de los estereotipos que determinan las relaciones de poder no sólo entre hombres y mujeres y entre grupos de mujeres, sino también entre etnias y naciones.
¡Divinas! evidencia el contraste entre los auténticos bastidores de la moda y sus atractivas imágenes, y "presenta el 'glamour' como la liturgia del capitalismo, que se apropia de la iconografía y la retórica religiosas para desplegar formas espectaculares de dominación mediante la ordenación de la creatividad, la belleza y la trascendencia al servicio del consumo".
Un mercado de cuerpos gobernado por el deseo
Lejos del puritanismo y sin ánimo de condena, este ensayo investiga cómo se fabrica el deseo con el fin de ofrecer claves que informen de nuestro consentimiento y nuestra participación en el espectáculo.
"No es un ensayo condenatorio, sino un análisis hecho desde dentro, por dentro y para dentro. He estado dentro, pero también me he dejado seducir por ese mundo", confiesa.
Soley-Beltrán ha revelado que tras "un período de desorientación" retomó sus estudios universitarios con un Erasmus en Escocia, en la pequeña universidad medieval de Aberdeen, donde desarrolló una historia cultural de las modelos desde el siglo XIX, abordada desde la antropología, la historia, la sociología, la antropología del cuerpo o la historia del conocimiento.
En propias carnes
El libro se inicia con un capítulo introductorio en el que relata sus primeras experiencias como modelo, incluido "un topetazo" que tuvo con la "feminista de la primera guardia" Lidia Falcón por un artículo en la revista "Actual" en la que fueron tergiversadas sus declaraciones.
En opinión de la autora, doctora en Sociología, "las modelos, que están en la punta del iceberg de la industria de la moda, no están exentas de las inseguridades corporales" y por eso intenta hacer "una labor de desmitificación de las imágenes de la modelo, que no deja de ser una producción de todo un equipo, desligada de la persona".
"No hay que confundir la imagen con la persona, pero la industria juega a esa confusión", advierte. Para Soley-Beltrán, "a excepción de las supermodelos como Claudia Schiffer o Kate Moss, una modelo es una percha, y en muchos casos son fetiches de deseo o de poder para los hombres".
Búsqueda de un sentido
Otra cuestión, añade, es que muchas modelos son menores, y "no hay regulación, es un campo salvaje de explotación", en el que no se controla lo que comen, sus estudios o si toman medicamentos para mantenerse delgadas".
Frente a esos abusos, Soley-Beltrán expone la necesidad de que las modelos se sindiquen, algo que "se ha conseguido sólo en Estados Unidos y en Francia".
El final del libro está ambientado en Ibiza, adonde se retiró para traducir su investigación a un lenguaje comprensible, y en donde el filósofo Walter Benjamin pasó épocas felices.
Precisamente uno de sus artículos habla del capitalismo como religión y en esa línea la ganadora del Anagrama de Ensayo analiza "cómo la mercadotecnia de las industrias de moda y lujo utiliza iconografía y retórica religiosas para promover sus productos, buscando ofrecer una alternativa trascendente a la necesidad de todos los seres humanos de encontrar sentido a nuestras vidas".