Escritoras e intelectuales de vanguardia, enterradas en el olvido durante el franquismo, pero que contribuyeron decisivamente a la política, social y cultural de España después de la guerra civil. Elena Fortún, muy conocida por su personaje literario infantil Celia, y Matilde Ras, considerada la principal experta europea de su época en grafología, cuya faceta literaria era desconocida hasta ahora.

El camino es nuestro' recupera inéditos de Elena Fortún, creadora de la saga de 'Celia', y Matilde Ras además de sus cartas amorosas.

 Nuria Capdevila-Argüelles, prologuista del volumen y catedrática en la Universidad de Exeter, que ha realizado la selección de textos junto con María Jesús Fraga, colaboradora del Departamento de Literatura Española de la Universidad Complutense de Madrid.

Esta es una antología llena de sorpresas literarias. Contiene fragmentos de diarios, reflexiones, artículos, escritos feministas, cuentos, correspondencia entre ambas…

Son textos que reflejan la rica vida intelectual de dos autoras muy activas en el mundo de las letras anterior e inmediatamente posterior a la guerra civil.A través de escritos muy diversos nos asomamos al mundo de esa primera generación de feministas con conciencia de grupo (aunque no siempre con conciencia feminista) y también a la historia de España, a la experiencia del regeneracionismo, de la guerra, del exilio y, por supuesto, de la escritura, siempre presente aún en las épocas más aciagas.

Nos encontramos ante dos escritoras modernas, producto de una época en la que la identidad de la mujer cambió de manera vertiginosa.Ambas se profesaron una gran admiración intelectual. Fortún admiraba la enorme cultura de Ras, reflejada en sus escritos, y la grafóloga admiraba la frescura de la prosa de Fortún y su interpretación de la realidad y de las emociones, siempre sencilla y precisa. Para ambas fue importante el escrito corto en el desarrollo de su autoría, rasgo influido por la boyante prensa de los años 20 y 30.

Ambas, como casi todas las mujeres escritoras de su generación, fueron grandes autodidactas. El éxito editorial no acompañó en vida a Matilde Ras, sí a Elena Fortún.Matilde Ras tiene una literatura mucho más introspectiva, de ahí su gusto por el diario. Era consciente además de su propia erudición, que plasma en sus escritos. Elena Fortún no. Su literatura se debe a la lógica infantil y también a la observación y análisis de la realidad objetiva en tanto que inocente, “con ojos nuevos”, como escribe en más de una ocasión.Fue una relación profunda de amor, desamor y amistad, marcada por la guerra y el exilio, con encuentros y desencuentros en gran medida causados por el complicado camino vital de cada una. A pesar de su tristeza, destacaría el reencuentro en Madrid al final de la vida de Elena Fortún, cuando ésta estaba muy enferma. Matilde Ras ofrece amistad y apoyo a la amiga agonizante y hace que se sienta menos sola en medio de unas circunstancias desoladoras. Las cartas de esa época son impactantes. De la juventud de ambas destacaría la amistad con “Víctor”, como llaman a la famosa escenógrafa Victorina Durán, quien regentó el Círculo Sáfico de Madrid, al que con toda probabilidad ambas pertenecieron, un mundo femenino fascinante, parte de ese Madrid homófilo que tanto interesa al hispanismo internacional.