Váslav Nijinsky

Hijo de una familia de origen polaco compuesta por padres y hermanos bailarines de ballet, Nijinsky se inició en el estudio y la práctica de la danza desde muy pequeño. Gracias a su destreza y a sus espectaculares representaciones, recibió el mote de “hombre-pájaro”. Fue la figura principal de los Ballets Russes y se presentó en teatros de San Petersburgo, Moscú, Nueva York, París, Londres y Buenos Aires, donde interpretó su último ballet, en 1917. Sus obras e interpretaciones más famosas son La siesta del fauno, La consagración de la primavera, Juegos, Petrushka, Las alegres travesuras de Till Eulenspiegel y El espectro de la rosa. Mantuvo desde muy joven una relación sentimental y profesional en extremo compleja con su director, el empresario ruso de las artes Serguéi Diáguilev, que marcó el rumbo de su vida. En 1913, en el barco que viajaba hacia la primera actuación de la compañía en Sudamérica, conoció a la aristócrata húngara (y admiradora suya) Romola Pulszki. Se casaron en Buenos Aires durante ese mismo viaje y tuvieron dos hijas: Kira y Tamara. A partir de 1920 y ya retirado de la danza por sus afecciones de salud mental, Nijinsky sufrió internaciones en diferentes clínicas psiquiátricas. En 1945, un corresponsal de guerra de la revista estadounidense Life lo descubrió bailando en medio de un grupo de soldados soviéticos en Viena. Murió el 8 de abril de 1950 en Londres, en brazos de Romola. En 1953 su cuerpo fue trasladado a París y enterrado en el cementerio de Montmartre. Su sepultura está coronada por la escultura de un payaso triste, la caracterización que el propio bailarín hiciera de Petrushka.